Un tema que siempre resulta polémico en torno a la medición
de problemas de adicciones en las personas, es la evaluación. Qué aspectos
considerar al momento de evaluar la condición de un individuo es el meollo del
asunto; y es aquí donde surgen las diferencias entre evaluaciones.
Salazar (2010) señala que “aunque en los diversos modelos
sobre la salud se plantea que, el estilo de vida incluye entre sus componentes
las creencias, las expectativas, los motivos, los valores y las conductas que
mejor representan o describen un modo de vivir, empíricamente, sólo se ha
demostrado que son las conductas las que tienen una influencia directa en la
salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas” (p. 600).
Según Salazar (2010) hasta la fecha se han publicado muy
pocos instrumentos de evaluación en español, y estos no están tan enfocados en
las adicciones, sino más bien evalúan el estilo de vida en general. Uno de
ellos es el “Perfil del estilo de vida promotor de la salud para hispanos” (Spanish – Language Health – Promoting Life
Style Profile – HPLP – Hispanics), con seis dimensiones: nutrición,
actividad física, responsabilidad con la salud, manejo del estrés, relaciones
interpersonales y crecimiento espiritual. Otros instrumentos son el
“Cuestionario de prácticas y creencias relacionadas con estilos de vida” y la
“Encuesta sobre factores del contexto relacionados con el estilo de vida”, que
evalúan condición, actividad física y deporte, recreación y manejo del tiempo
libre, autocuidado y cuidado médico, hábitos alimenticios, consumo de alcohol,
tabaco y otras drogas, y sueño. Por otro lado, en los instrumentos de
evaluación de habla inglesa se encuentran aspectos que se consideran relevantes
para la salud y evaluación de adicciones. Entre estos están: el
"Cuestionario para la evaluación del estilo de vida" (Life Style
Assessment Questionnaire), que mide conductas como fumar, hacer ejercicio,
manejar el estrés, nutrición y conocimiento de sus propias medidas físicas
(e.g., pliegue cutáneo, presión sanguínea y colesterol) y su fiabilidad es de
0,9; el "Cuestionario de estilo de vida" (Life Style Questionnaire)
que evalúa el consumo de alcohol, tabaco, medicamentos, cafeína y drogas no
medicadas, aunque de éste no se conocen sus propiedades psicométricas; y el
"Perfil del estilo de vida promotor de la salud II" (Health-Promoting
Life Style Profile II, HPLP-II) que incluye las dimensiones mencionadas
anteriormente en la versión en español y cuyos niveles de fiabilidad están
entre 0,7 y 0,9, y de 0,9 para la escala total (p. 601).
A diferencia de Salazar, Becoña (1997) afirma que en la
actualidad existen diferentes tipos de medidas para la evaluación del
tabaquismo. Entre todas ellas se encuentran las siguientes:
a) Evaluación
conductual y topográfica de la conducta de fumar. Hace uso de
autorregistros, en donde el fumador evalúa su conducta de fumar, y de la topografía de la conducta de fumar,
donde se analizan las distintas respuestas que se llevan a cabo al fumar
cigarrillos.
b) Escalas y cuestionarios.
Los más importantes y útiles son: Historia de fumar, Estadios de cambio,
Cuestionario de la motivación a fumar, Escalas de dependencia de Fagerströn,
Escalas pros y contras de fumar, Escalas de personalidad y Escalas de
autoeficacia.
c) Medidas
fisiológicas. Hoy en día son las más usadas en cualquier estudio
relacionado con la conducta de fumar. Estas medidas son las siguientes:
Monóxido de carbono (CO) y carboxihemoglobina (COHb), las pruebas pueden ser en
sangre o en el aire espirado; Tiocianato (SCN), con esta medida puede
categorizarse correctamente al menos al 90% de los fumadores adultos
habituales; Nicotina, la evaluación se puede hacer en sangre, saliva y orina; y
Cotinina, las evaluaciones se han hecho en la sangre, siendo un método
altamente fiable que permite marcar el estatus de fumador y la cantidad de
cigarrillos que consume.
Las evaluaciones son el preámbulo de cualquier tratamiento o
estudio al querer tratar cualquier tipo de adicción. Es importante, antes de
realizar cualquier intervención en las personas adictas, conocer los elementos
fisiológicos, psicológicos y sociales que mantienen la conducta de fumar en
cualquier individuo; y es la evaluación la que nos permitirá obtener los datos
necesarios para el logro de los objetivos.