viernes, 14 de noviembre de 2014

TIPOS DE EVALUACIÓN

Un tema que siempre resulta polémico en torno a la medición de problemas de adicciones en las personas, es la evaluación. Qué aspectos considerar al momento de evaluar la condición de un individuo es el meollo del asunto; y es aquí donde surgen las diferencias entre evaluaciones.

Salazar (2010) señala que “aunque en los diversos modelos sobre la salud se plantea que, el estilo de vida incluye entre sus componentes las creencias, las expectativas, los motivos, los valores y las conductas que mejor representan o describen un modo de vivir, empíricamente, sólo se ha demostrado que son las conductas las que tienen una influencia directa en la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas” (p. 600).

Según Salazar (2010) hasta la fecha se han publicado muy pocos instrumentos de evaluación en español, y estos no están tan enfocados en las adicciones, sino más bien evalúan el estilo de vida en general. Uno de ellos es el “Perfil del estilo de vida promotor de la salud para hispanos” (Spanish – Language Health – Promoting Life Style Profile – HPLP – Hispanics), con seis dimensiones: nutrición, actividad física, responsabilidad con la salud, manejo del estrés, relaciones interpersonales y crecimiento espiritual. Otros instrumentos son el “Cuestionario de prácticas y creencias relacionadas con estilos de vida” y la “Encuesta sobre factores del contexto relacionados con el estilo de vida”, que evalúan condición, actividad física y deporte, recreación y manejo del tiempo libre, autocuidado y cuidado médico, hábitos alimenticios, consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, y sueño. Por otro lado, en los instrumentos de evaluación de habla inglesa se encuentran aspectos que se consideran relevantes para la salud y evaluación de adicciones. Entre estos están: el "Cuestionario para la evaluación del estilo de vida" (Life Style Assessment Questionnaire), que mide conductas como fumar, hacer ejercicio, manejar el estrés, nutrición y conocimiento de sus propias medidas físicas (e.g., pliegue cutáneo, presión sanguínea y colesterol) y su fiabilidad es de 0,9; el "Cuestionario de estilo de vida" (Life Style Questionnaire) que evalúa el consumo de alcohol, tabaco, medicamentos, cafeína y drogas no medicadas, aunque de éste no se conocen sus propiedades psicométricas; y el "Perfil del estilo de vida promotor de la salud II" (Health-Promoting Life Style Profile II, HPLP-II) que incluye las dimensiones mencionadas anteriormente en la versión en español y cuyos niveles de fiabilidad están entre 0,7 y 0,9, y de 0,9 para la escala total (p. 601).



A diferencia de Salazar, Becoña (1997) afirma que en la actualidad existen diferentes tipos de medidas para la evaluación del tabaquismo. Entre todas ellas se encuentran las siguientes:

a) Evaluación conductual y topográfica de la conducta de fumar. Hace uso de autorregistros, en donde el fumador evalúa su conducta de fumar, y  de la topografía de la conducta de fumar, donde se analizan las distintas respuestas que se llevan a cabo al fumar cigarrillos.

b) Escalas y cuestionarios. Los más importantes y útiles son: Historia de fumar, Estadios de cambio, Cuestionario de la motivación a fumar, Escalas de dependencia de Fagerströn, Escalas pros y contras de fumar, Escalas de personalidad y Escalas de autoeficacia.

c) Medidas fisiológicas. Hoy en día son las más usadas en cualquier estudio relacionado con la conducta de fumar. Estas medidas son las siguientes: Monóxido de carbono (CO) y carboxihemoglobina (COHb), las pruebas pueden ser en sangre o en el aire espirado; Tiocianato (SCN), con esta medida puede categorizarse correctamente al menos al 90% de los fumadores adultos habituales; Nicotina, la evaluación se puede hacer en sangre, saliva y orina; y Cotinina, las evaluaciones se han hecho en la sangre, siendo un método altamente fiable que permite marcar el estatus de fumador y la cantidad de cigarrillos que consume.


Las evaluaciones son el preámbulo de cualquier tratamiento o estudio al querer tratar cualquier tipo de adicción. Es importante, antes de realizar cualquier intervención en las personas adictas, conocer los elementos fisiológicos, psicológicos y sociales que mantienen la conducta de fumar en cualquier individuo; y es la evaluación la que nos permitirá obtener los datos necesarios para el logro de los objetivos.